Mi nombre en este relato resulta de lo mas intrascendente. Os diré que soy un especialista reconocido en el mundo de la psiquiatría. La escasa luz a través de mi ventana, reflejaba que la ciudad se estaba preparando para dar la bienvenida a la noche. Aquí estoy en el despacho de mi consulta acabando de cerrar el penúltimo caso de uno de mis pacientes. Y digo lo de cerrar, porque durante el trascurso de hoy, las cosas se han desarrollado de forma tan vertiginosa, que se ha llegado a escribir de manera definitiva el desenlace final.
Todo comenzó esta mañana bien temprano. Mi iphone me distrajo de la actividad que estaba realizando que no viene a cuento en estos momentos. Era la madre de mi paciente, que me invitaba de manera clara y concisa a reunirme con ella de manera inmediata. Tenia que comentarme algo importante para ella y para mi.
Me ausenté de mi despacho de forma rápida y veloz, ya que la voz de la mujer, me inducía a valorar que el trabajo que había realizado con mi paciente habría dado un giro de 180º grados de forma repentina. Cuando toque el timbre y la mujer me abrió de forma lenta y tranquila supe que el desenlace ya estaba próximo.
Se acabo, me dijo la mujer nada mas verme. Lo dijo de tal manera que me transmitió un halo de satisfacción y tranquilidad desde su interior. Me acaban de llamar por teléfono antes de hablar contigo y me han comentado desde la cárcel el suicidio de mi hijo. No supe que decir. Por unos momentos sentí que mi trabajo, una vez mas, no había sido suficiente. El silencio se apodero durante unos segundos en el lugar. Pero ese silencio, resulto para mi inmenso y duradero. Finalizó ese momento con una frase que me dijo la mujer que de nuevo me activo mis ganas de seguir trabajando en la mente humana y sus trastornos: Dejó una última carta para ti Doctor. Me dijo que cuando ocurriera esto, te la entregara lo mas rápido posible.
Abrí el sobre que venía a mi nombre-sigo diciendo que en este relato mi nombre resulta intrascendente- y visione un sobre titulado “Suspiros desde mi interior” y una hoja escrita a mi atención. En esa hoja simplemente mi paciente escribió unas frases “No se puede hacer nada por nosotros, siempre te lo he dicho y tú
no lo has querido ver……”
“Sigue con tu trabajo, haces una gran labor. Lo sabes .GRACIAS Doctor por habernos conocido”.
Abrí el sobre y rápidamente vislumbre el titulo de ella: Suspiros desde mi interior.
Os la muestro integra para que la podáis analizar.
Mirada perdida a través de las rejas de la ventana
grilletes ásperos aprisionan todo mi ser
el vuelo de un pájaro, libre cómo un suspiro cualquiera
produce suspiros desde mi interior.
Me siento aprisionado en este lugar confuso y delirante
no necesito comunicación alguna,
el silencio se ha hecho dueño del lugar
sin necesitar de nadie y nadie necesitando de mi.
Los meses son días, los días horas, las horas minutos
si por lo menos tuviera comunicación alguna,
aunque, ¿Serviría de algo?. Pienso que no.
¿Cómo puedo desear la compañía de alguien, si la voz de mi conciencia golpea una y otra vez desde mi interior?.
Me encuentro cansado de esta situación.
¿Qué quieres?. ¿Acabar conmigo te propones?.
¿Acaso me culpas de tus propias desgracias?.
¿Piensas que esta situación fue provocada por mi?.
¿Acaso te envíe yo a este siniestro lugar?.
Quieres que caiga en mi propia trampa ,¿verdad?
tú estrella, yo oscuridad,
yo aspecto demacrado, tú voz iluminada por el sol,
tú arco iris después de la tormenta, yo trueno dentro de ella.
Pero dime conciencia siniestra,
¿no crees que me perteneces?,
¿no te encuentras encerrada dentro de mi?.
¿Por qué no te dejas ver?. ¿Acaso por tu timidez?.
Mírate al espejo, da la cara aunque solo sea una vez.
¡No, calla!, no repliques mis preguntas
no podría aguantar tantas respuestas cargadas de odio,
no realces tu voz, no pronuncies palabra alguna,
aunque, ¿acaso me importan tus comentarios fastuosos de amargura?
Se lo que dirías conciencia,
me adelanto siempre a ti,
si en el fondo me produces lastima, pena, das indiferencia,
¿acaso debo de cuidar de ti?
Los inicios serán directos, cargados de maldad,
tú abanico de palabras, yo enterrado en este lugar.
La situación empeora por momentos,
este enfrentamiento esta a punto de acabar.
Recordar que en el pasado fluía en mi esperanza e ilusión.
¿Es posible que el tiempo haya destruido tal compenetración?.
Tú conciencia, yo cuerpo para guiar,
tú pensamiento, yo cuidando de ti en cada instante fugaz.
Pero ¿qué nos paso?.
¿Acaso la luna produjo tanto desasosiego?.
¿Por qué tuvimos que realizar tal ejecución?.
Y ahora no me digas que el error lo cometí yo,
vale, esta bien yo apreté el gatillo, ¿pero y tú?
¿no fuiste el ideólogo que instrumento tal realización?.
Y ahora enfrentado a ti. Era lo ultimo que podía esperar
¿de parte de quien estas? De tu amiga desde la infancia o de las gentes del lugar
dime mente destructiva ¿te alejaste por la noche cabalgando por la montaña rumbo a un lejano lugar, horizonte divisado donde no se divisa el final?
No, no me contestes ahora,
a traición me juego la baza final,
una recortada entre mis manos,
esta vez no me vencerás.
Disparó aquella conciencia inerte y desconcertada,
palabra alguna pudo pronunciar
pero mi cuerpo se desplomo al instante,
se apago la última luz de la ciudad.
Fue la muerte de dos incomprendidos
tú conciencia, yo caminante por un mundo de dolor
juntos fueron enterrados en una tarde de invierno fría
ninguno palabra alguna pronunció.
Me despedí de esa madre con mucho cariño y dulzura . La necesitaba. Gracias hijo, me comento. Siempre estarás en lo mas profundo de nuestros corazones por haber tratado de curarlo. Por lo menos ya no sufrirá mas, fueron sus últimas palabras.
Y como sabéis aquí sigo en el despacho de mi consulta cerrando el penúltimo caso de unos de mis pacientes. Porque mañana tendré otro paciente intentando descifrar los problemas brutales de la mente y los trastornos que a ellos sucumben tantas personas. Bueno, mañana no, me tengo que tomar el dia libre.
Cerré la puerta de mi despacho y me fui a casa a descansar e intentar reestructurar todas mis ideas y razonamientos.
Al dia siguiente era su funeral. Allí estaba su madre y los hermanos del fallecido. Se había realizado en la mas absoluta intimidad.
Y allí estaba yo, el Doctor especialista reconocido en el mundo de la psiquiatría. Pero como os dije anteriormente, mi nombre en este relato no era importante , aunque si que os tengo que comentar algo; el paciente era mi hermano y esa madre era mi madre. Por eso estaba en ese funeral. Y el dolor de esa madre lo recibí desde el punto de vista profesional y familiar.
A todos los seres humanos que sufren alguna alteración de la mente humana y a todos los que están a su alrededor que sufren a su lado. Y gracias a todos los profesionales de la psiquiatría por la labor que desempeñan en intentar paliar tanto sufrimiento en estas gentes.