VIII Certamen de Narrativa Breve 2011

52- Bucle. Por Lemans

La oscuridad no desvelaba el secreto que susurraban las gotas de agua. Las alcantarillas se levantaban en las calles más pequeñas y mantenían mojadas durante toda la noche la pedrería de las aceras, el moho sería el invitado al final de la fiesta. Pero esa noche no sólo lloraba el cielo.
Licht descartaba la lluvia como excusa de buscar un techo, su cabello completamente empapado competía por alcanzar su pecho, pero ella se afanaba en gritarle a un chico como si la distancia que los separaba aumentara a cada instante. Su piel era perfecta y sus ojos de color marrón miel remataban la obra. Poseía una energía descarada, incluso excesiva para cualquier persona que la conociera sólo durante una noche.

          – ¡No lo entiendes!- La joven acompañaba sus gritos con grandes ademanes.
         – ¡Será porque no me lo explicas Licht! Joder, quiero estar contigo pero necesito saber qué está pasando ¿Entiendes?
         – Te lo he explicado muchas veces pero tú no me crees.
         – Puedo hacer lo que sea por ti pero no ser algo que no soy.

Licht cedió a la furia, aquellas palabras fueron ácido. Ahora era un poco más consciente de aquella lluvia.

         – Si te demuestro que no estoy loca, si te enseño algo que es incomprensible para todos ¿Qué harás después? No habrá vuelta atrás.
         – Haría lo que fuese por no perderte, quiero que sea algo conjunto; no más mentiras, si voy a estar con alguien que gana más de cincuenta mil al mes, quiero saber cómo lo hace y por qué.

El joven se llamaba Danny, pero le llamaban Dan. No destacaba por un físico perfecto pero su personalidad desbancaba a cualquiera a su lado. Esa noche cumplían un año.

         – Sólo te pido una cosa cariño.
         – Dime- el susurro venció, sus corazones se acercaban.
         – Hasta este punto, quiero saber si sigues queriéndome igual que siempre.
         – Exactamente igual, de lo contrario no estaría aquí.

En ese instante un trueno rompió el murmullo de la lluvia y Licht aprovechó para dar aquel paso que lo cambiaría todo, sino quería quedarse sin él, sin nada.

         – Vale, abrázame.
         – ¿Qué?
         – Por favor, hazlo-suplicó la joven.

Dan dio un paso y rodeó a Licht de forma sincera, sintió que debía haberlo hecho antes, la chica de ojos miel estaba temblando. Pero no por frío. De pronto el teléfono de Dan sonó pero colgó la llamada y lo ignoró.

         – Está bien, ahora, cierra los ojos y no me sueltes hasta el final.
         – ¿El final de qué?
         – Tú hazlo y no hagas más preguntas, esto te va a dar la respuesta de todo, cariño- Licht lloraba pero la lluvia era cómplice de aquel secreto.

Dan se preparó y abrazó con fuerza a la joven, rematando el gesto con un delicado beso en su mejilla. Luego cerró los ojos y se limitó a esperar. Licht levantó la vista al cielo como reconsideración pero no había elección, iba a demostrarle a Dan que no estaba loca.
Pasados unos segundos, Dan sintió un leve dolor de cabeza y mareo, pero aguantó inmutado. De repente, sintió que la lluvia no marcaba su espalda, no existía murmullo alguno, todo era calma. Licht pronunció: “Ya puedes abrir los ojos”.
Tras levantar la vista al cielo, el joven no podía creerlo, no sólo había dejado de llover sino que ni siquiera quedaban nubes como resaca. Bajó la cabeza y miró el perfecto rostro de Licht. No decía nada. Parecía de porcelana.

         – Licht, ha dejado de llover de golpe, lejos de respuestas sólo tengo preguntas.
La chica dirigió su mirada al suelo, Dan se sobresaltó al comprobar que éste se encontraba completamente seco, la chica se limitó a añadir:
         – No ha parado de llover. Todavía no ha empezado.

Dan continuó mirándola, ciego, sordo y paralizado. Licht se acercó a él rodeando su rostro con las manos, pero el joven dio un paso atrás.

         – ¿Entiendes lo que acaba de suceder verdad? No tengas miedo.
         – Pretendes demasiadas cosas en muy poco tiempo, cuando ni tú sabes lo que está pasando.
         – Hemos dado un salto atrás…en el tiempo-adelantó la chica sin más rodeos.

El joven volvió a mirarla de esa forma que tanto temor estaba creando en Licht. Comenzaba a distanciarse y esta vez no era físicamente.

         – Cariño- cada palabra parecía decisiva, o quizás ya era demasiado tarde- el problema es que tú y todo el mundo concede excesiva importancia al tiempo, y sólo es un concepto humano.
         – Claro, resulta que hemos retrocedido un año y no debe importarme, porque qué coño, sólo es una forma de verlo.
         – Veinte minutos, sólo hemos retrocedido….
         – Ah, bien, que alivio, entonces busquemos un techo ¿No? Pronto empezará a llover- Dan sentía como si todo su mundo se hubiera venido abajo, pero Licht estaba destrozada.
         – Va a llover. Pero ese asunto no me preocupa, el primer punto es que me creyeras, cosa que aun mostrándotelo no lo logro; el segundo punto quizás resuelva el anterior, y es que…
         – ¿¡Qué joder?!
         – Tengo que matarte.

Silencio.

En un descuido una lágrima escapó de la mejilla del joven.

         – Dan, sé que me quieres, pero haz un esfuerzo, un último esfuerzo ¿De acuerdo? Plantéate que esto es cierto. Si tú estás viendo una cinta de video, y retrocedes una escena ¿Qué sucede?
         – Que vuelves a ver lo mismo de nuevo- el chico no pretendía abandonarla.
         – Ahí está el problema, que dentro de un momento no sólo comenzará a llover, sino que llegaremos aquí y yo comenzaré a gritarte.
         – ¿Y por qué tienes que matarme?-recordó Dan.
         – Y tú a mí. Esos dos que veamos ahí gritándose, seremos tú y yo, pero si los observáramos el tiempo suficiente, verías como yo te abrazaba de nuevo para demostrarte que no estaba loca, y retrocederíamos otra vez veinte minutos.

         – Un bucle.
         – Sí, es como dejar una puerta abierta. Por esa razón tenemos que…acabar con ellos.
         – Voy a dar por hecho que estoy soñando- era una salida lógica ante aquello.
         – Está bien pero prepárate cuando sientas que no despiertas ¿Vale? Ahora tenemos que hacerlo cariño.
         – ¿Y cómo vamos a hacerlo?

La joven sacó de un pequeño bolso que siempre portaba, una especie de cánula del tamaño de una mano, le explicó al chico que en su interior se hallaba un dardo cuyo contacto con la sangre provocaba el infarto. Él sólo tenía que esperar, ella disparar.

         – ¿Por qué llevas eso ahí dentro?
         – Me has preguntado cómo financio la clínica. A veces viajar en el tiempo es la única forma de escapar; y ya estás viendo la consecuencia.

Comenzaron a caer algunas gotas ante, todavía, el asombro del chico. Ambos se ocultaron en un extremo de la plaza; Licht deseó terminar, Dan despertar.
De repente, dos jóvenes aparecieron irrumpiendo bajo la lluvia, con el semblante de los que no saben nada. Eran las copias. Licht puso su dedo sobre los labios de Dan dictando silencio. El chico contuvo la respiración y se limitó a observar sin imaginar lo que estaba a punto de suceder. Licht le susurró que en el momento en que se abrazaran, dispararía; justo después corrió buscando un lugar que le facilitara el ángulo.
La capacidad de autocrítica que otorgaba el desplazamiento en el tiempo de los viajeros cuando veían sus copias, era tan poderosa como la muerte.
Licht se escuchó mencionando “que no la creería”, el momento para el abrazo se acercaba, quiso hacer una seña pero Dan parecía también sumido en un juicio consigo mismo. De pronto, algo terrible cruzó su cabeza, el móvil; recordó que justo antes del abrazo, el teléfono de Dan sonó. Cuando aquello sucediera, tanto el móvil de la copia como el de Dan sonarían al mismo tiempo ya que, técnicamente, existían las dos líneas en aquel instante. Intentó desesperadamente avisar a Dan para que apagara el teléfono pero estaba demasiado lejos. Horrorizada vio cómo su copia retrocedía y levantaba los brazos, el teléfono sonó. Sonaron.
En el mismo instante, la copia de Licht miró hacia donde estaba Dan escondido; sacó rápidamente su cánula y sopló apuntando al cuello del chico. Un instante después, ella misma recibió un dardo de Licht, pero demasiado tarde, el joven yacía sin vida.
La plaza parecía desierta, en ella permanecían dos jóvenes atados por el corazón pero distantes en el tiempo; él, lejos de descubrir el secreto de su chica, continuaba mudo observando a una Licht muerta bajo sus pies y otra mirándole a él como si fuera una aparición. La copia de Licht había muerto, el joven Dan tampoco tenía pulso.
El capricho del destino no comprende el tiempo como enemigo, y ahora volvían a estar juntos como al principio, él sin comprender, y ella sabiendo demasiado.

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