(dedicado a mi suegra, fallecida un mes antes)
El sol asomaba despacio por encima de la ladera, casi pidiendo permiso a una luna llena ya difusa y soñolienta, exhausta tras una larga noche de trabajo cautivando a parejas de novios y alumbrando desvencijados cayucos rebosando inmigrantes preñados de ilusión e hipotermia en la recta final de su desconcertante travesía. (más…)