Iba un hombrecillo
caminando por la acera,
anda que te anda
con la lengua fuera.
El hombrecillo se encontró
una niña muy pequeña.
“Me he perdido”, dijo ella,
“ayúdeme señor”.
“¿Dónde vives?”, preguntó el hombrecillo.
“Muy lejos de aquí,
llevo andado un buen trecho,
desde esta mañana que salí.”
“Toma mi mano hijita,
aunque estoy viejo ya,
encontraremos el camino,
las estrellas nos guiarán.”