El recuerdo desnudo de una mujer vejada
Desvanece mis ansias de revelar el mito,
Labrar el suelo bajo el mosaico,
Susurrar en la oreja celeste la angustia ermitaña.
Trascienda el desasosiego la metamorfosis del vicio,
Laven mi cuerpo manos cándidas, con encono,
Tal abalanzaron las piedras que segregaron mi fe
Entre lápidas ilustres de hembras íntegras
Que amputaron la esencia al exilar el deseo.
Despójenme incluso de la piel, única máscara,
Y contemplen la carne, el barro, la luz.
Retornen a la madriguera, sin voltearse… mujeres de Lot.
Yo sazonaré mi virtud con la sal de sus días.