A Federico García Lorca
Sólo una roca dicen,
Sólo una roca en su lugar
En el último refugio de sus huesos
Solo una roca y el mello de la pala
El sonido y la chispa del acero
Perdido en esa luz.
La madrugada aquella de los disparos
Federico, no sé…
Me tiembla el cuerpo
Como si percibiera
ese trueque de balas por rocío.