Con éste amor sediento, apasionado, loco,
Seré tu enredadera pegada a tu cristal,
Aunque la muerte un día, me lleve en el crepúsculo,
Quedará mi recuerdo unido a tu portal.
Seré tu enredadera hundiendo mis raíces,
En medio de la sombra.
Con sus pequeños brotes, se anuda a tus cabellos,
Volviéndose luciérnaga anclada en tu mirada
Que al rayo fulgurante de tú sonrisa cómplice
Maldice el tiempo brujo, ahogando sus entrañas
Tirando de la cuerda que al cuello amenaza.
Pero están firmes los brotes, no puedo despertarme.
En la sombra florece un canto desahuciado,
Temeroso del tiempo, cansado de las sombras.
Seré tu enredadera verde y esclarecida,
Sabiendo que me amas, y tienes que partir,
La vida nos ha dado radiantes melodías,
Hemos de separarnos, pero éste no es el fin.
Seré tu enredadera sedienta de tus besos,
Amarrando tus manos de oro y de marfil,
Amarrando tú pecho como gorrión sediento,
Buscando el agua fresca para sobrevivir.
También sé que en las noches, cálidas y frías,
Recordarás mis ojos, mi mirada tranquila,
Y mojarás tu almohada pensando en volver,
Y quedándote a solas, sólo con mi recuerdo,
Te quedarás dormido diciendo… ¿así está bien?
Seré tu enredadera de perlas coloridas
Y llevarás mi aroma en cada anochecer,
Seré tu compañera para toda la vida,
Y brotaremos juntos en cada amanecer.