Ya casi todo ha terminado,
mas casi no es pecado
y aún queda algo que decirle
antes de irme.
Busco palabras imposibles
que describan un sentimiento que no existe,
busco escapar de estas nubes grises
que me calan y me persiguen.
No hay palabras bonitas para el no,
ni bellos versos para decir adiós,
pues ¿cómo soportar el dolor
y a ese dedo invisible y acusador?
Y desearía que fuera tan sencillo olvidar,
querría tanto no oírla suspirar,
¿y qué importa el sacrificio
si pudiese darle un resquicio de felicidad?
Mas no creo en el destino
sino en lo que dicta mi voluntad,
y sin sentimientos no hay camino
ni alegría que alcanzar.
Y si no fuera por mi egoísmo
sé que ella sonreiría de verdad,
y si lograse no pensar en mí mismo
sé que ella dejaría de llorar.
Pero no hay arrepentimientos
aunque los finales sean tristes,
no si en el camino quedaron momentos
y la mayoría fueron felices.