El triángulo isósceles me asusta
como todos los triángulos,
prefiero las vocales
para formar letras que describan locuras.
Andar por ahí
sin preocuparme tanto de las matemáticas,
para correr por senderos infinitos
de laberintos borgeanos adheridos a mi piel
ahora surcada por diminutos minotauros.
Eso sí,
me gustan los ángulos,
para esconderme de la rutina
cuando quiero disimular
la lejanía de las muñecas y la rayuela,
cuando los brazos se aflojan en caravana, y,
la rutina macera los días.
Después de reunir los fragmentos
me prepararé para la fiesta
sin ninguna mochila ni nada a cuestas
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Seré sólo un ángulo llano cubierto de tierra