Una flor que brota en el desierto,
una lágrima que no sabe llorar,
un velero a la deriva mar adentro,
sin rumbo, aunque sabe a dónde va.
Un reloj que nunca pierde el tiempo,
una aguja que destaca en el pajar,
unas dudas consumidas por el fuego,
atizado por los besos que me das.
Una vida nueva, recién estrenada,
un camino inexplorado por andar,
un reconocer que nunca supe nada,
un ángel sin alas, pero de verdad.
Un vaso desbordado sin llenarlo,
un grito que estremece en el vacío,
este tren que no hay forma de pararlo,
con tu corazón a bordo y con el mío.
Una vida que renace de sus ruinas,
un recuerdo de algo aun no vivido,
una rosa que se saca las espinas,
un sueño sin tener que estar dormido.
Una puerta que no tiene picaporte,
un viaje furtivo recorre tu cuerpo,
una brújula que siempre pierde el norte,
a tu lado cualquier fallo es un acierto.
Una gota del licor de la pasión,
la demencia de dos cuerpos enlazados,
una música que orquesta el corazón,
sentimientos en el alma encadenados.
Un huracán arrastrado por el viento,
un calendario que siempre está en febrero.
un «perdón», un «gracias», un «lo siento»,
un «te extraño», un «te deseo», un «TE QUIERO».