Había elegido parapetarme tras el quiosco de periódicos porque desde allí tenía una visión perfecta del edificio de oficinas en que trabajaba Asun, y además, llegado el caso, me facilitaría bastante la tarea de evitar ser descubierto.
Ésta era la primera vez que lo hacía. Nunca antes, ni en nuestra etapa de novios, se me había pasado siquiera por la cabeza la posibilidad de seguirla, pero aunque he de reconocer que me sentía algo nervioso (y bastante ridículo, para qué negarlo), había al menos un par de buenas razones para que en ese momento yo me encontrase allí. (más…)