Había
tantas flores cortadas encima de la mesa
había
tantas patas de cordero
tantos
abrazos y besos
tanta emoción
ternura
blanda
apenas sostenida por tersas alfileres
mariposas dóciles
y fuegos funestos con espíritu de fiesta
ruidosa remembranza
de infancias risueñas
decrépitas huchas
copas de espumosos vinos dulcísimos
una explosión de gas efímera
luces multiplicadas en el horizonte
cuerpos
cuerpos embozados
cuerpos que supuraban goce
efluvios en las extremidades
lenguas que se abandonaban al automatismo de la memorística
y una lista interminable de regalos feroces frescos
había
tantas patas de cordero encima de la mesa
había
tantas flores cortadas
que permanecí en ayunas en actitud de cuchillo