Ya no estabas conmigo.
Ya no estabas, lo juro, y sin embargo volabas
en los pájaros breves que la tarde escondía
de la furia del viento.
No sé bien si dormías
o la paz de tus ojos era solo ficticia.
No logré descenderte
hasta adentro del alma,
y es por eso que nada fue ni poco ni mucho.
Cuando busco el recuerdo,
suelo siempre encontrarte en la pureza impasible
de una célula virgen
que resiste al asedio
de furiosas metástasis que muerden tu boca.
Eras sombra y distancia,
pero yo te intentaba rescatar del espanto.
No sé quién te ocultaba
de mi abrazo infinito cuando a veces volvías
siendo ya solo humo.
Ya no estabas conmigo.
Ya no pude impedirte que formaras borrascas,
y que te derramaras donde el tiempo transcurre
deformando intenciones…