Hoy mi palabra será un byte trenzado en un hilo de cobre.
Tus ojos serán un mega de datos guardados en un archivo,
y aquel sentimiento
nuestro
un fragmento cuadriculado de una página web;
un código cabalgando en la noche;
un símbolo geométrico;
efímero.
Amor cibernético,
cautiverio de dudas y erratas,
besos prendados en guarismos,
pieles desnudas en la noche precisa y angular de un polinomio;
sueño de árboles y flores
meciéndose plastificadas
en el límite oscilante de una línea fosforescente de esperanzas matemáticas
desvaídas
en un horizonte de espejismos de verdades y mentiras
oculto
en silencio dieléctrico y velado de una tenue conexión…