En esta quieta noche y al abrigo
de mi escasa alegría por vivir
veo mi raudo tiempo transcurrir
sin comprender por qué no estoy contigo.
Perdido y alejado no consigo
acercarme a tu lado, recibir
el amor que me ofreces y admitir
tus gestos de acogida como amigo.
Soy incapaz de amarte sin quererte
y la ciega pasión me está acosando.
No me atormentes, ¡vete, por piedad!
Y puesto que no puedo ya tenerte
a seguir no me obligues, esperando
que soporte mi vida en soledad.