Me ahogan las palabras
incesantes de mi alma
que desesperadamente,
entre nieblas y sombras,
te llaman.
Palabras que pronuncian
tu nombre
pero que olvidan tu cara
de niña marchita
que envejece a escondida.
Avivas con tu ausencia
las vidas de tristes
abuelos
que necesitan de tu mirada
antes de despedirse.
Traerás la esperanza
a tu madre,
le devolverás la vida;
el alegre viento
de sentir de nuevo tu aliento.
Me ahogan las palabras
cuando en sueños me llamas,
pidiéndome entre lágrimas
que mis rezos calmen
tus miedos.