Si un día, caminando por la vida
ya no me guían tus manos,
y al tropezar con una lágrima
me ahogo en un mar de llanto. Leer más
Categoría: Poemas a concurso
42- La amante incondicional. Por Sil
I
– Agitar una mano, ya besarte,
ya decirte que el brazo abierto y puro
de los mares me llama con apuro
y que debo acudir. Voy a dejarte. Leer más
41- Detrás del Macba. Por Caleidoscopios
Un banco liso, enorme, largo
de mármol negro
en la puerta de la biblioteca
de una universidad privada. Leer más
40-Temporero. Por Penrose
Estalactitas de Diciembre
fermentando
bajo la oscuridad de los rostros,
la fricción de los cuerpos,
el frío de las manos,
la consabida pérdida de sensibilidad. Leer más
39- Los Rostros del silencio. Por Agatha
Los Rostros del Silencio
Un rictus de amargura surca su rostro
Se encontraba en un oscuro desván
Plateado por los rayos lunares
Aquel hombre con una mirada triste
No sentía deseos de vivir Leer más
38- Amor loco. Por Azahares
Este amor loco que siento,
embrujó un día mi alma
me lleva a la locura más ingrata
así como Juana
reina, hija, de Reyes en la fe
clamaba por su rey muerto Leer más
37- Un viaje de placer. Por Jerry Cornelius
Yo quiero seguir de Ágata el pasaje
que va de sus labios hasta sus labios,
emprender ese viaje
con la lengua y mis labios Leer más
36- Eros. Por Armandita Leal
Déjame que recorra
la breve geografía de tu cuerpo,
la esbeltez de tu cuello,
el pesar de tus párpados,
la muda boca que se enfrasca
en besar las palabras que no digo. Leer más
35-“La Sustraída y el Preguntón”. Por El Ingeniero
¿A quién debería encontrar yo
en el país del vino? (…)
¿el ingeniero que se perdió en el mar
hace cuarenta máquinas?
Juan Gelman
El que está seguro de todo,
es lo más parecido que hay a un imbécil.
José Manuel Caballero Bonald
En el País del Vino encontrarás
al Poeta derrotado (sobrio),
quien, iluso y confiado permitió -sin avalar-
el secuestro impetuoso de su Luna.
El Ingeniero no se ha perdido en el mar,
simplemente cambió sus coordenadas
y su identidad para no ser hallado;
es más, dejó sus señas para ti, Gelman,
por si preguntabas.
HABLA EL NARRADOR:
Dylan Thomas extendió su mano
alcanzándole al curioso y joven Gelman
una pequeña tarjeta negra
en cuyos caracteres blancos
-impresos en leche de cabra- podía leerse:
“Yo solía ser El Ingeniero,
mi nuevo nombre es:
Infame Secuestrador de la Luna del Poeta.”
34-De mi voz que clama. Por Sigmund Freud
Puede ser mortal,
y así también sonar egoísta,
¡Quiero besar tus labios! Leer más
42- La amante incondicional. Por Sil
I
– Agitar una mano, ya besarte,
ya decirte que el brazo abierto y puro
de los mares me llama con apuro
y que debo acudir. Voy a dejarte. Leer más
41- Detrás del Macba. Por Caleidoscopios
Un banco liso, enorme, largo
de mármol negro
en la puerta de la biblioteca
de una universidad privada. Leer más
40-Temporero. Por Penrose
Estalactitas de Diciembre
fermentando
bajo la oscuridad de los rostros,
la fricción de los cuerpos,
el frío de las manos,
la consabida pérdida de sensibilidad. Leer más
39- Los Rostros del silencio. Por Agatha
Los Rostros del Silencio
Un rictus de amargura surca su rostro
Se encontraba en un oscuro desván
Plateado por los rayos lunares
Aquel hombre con una mirada triste
No sentía deseos de vivir Leer más
38- Amor loco. Por Azahares
Este amor loco que siento,
embrujó un día mi alma
me lleva a la locura más ingrata
así como Juana
reina, hija, de Reyes en la fe
clamaba por su rey muerto Leer más
37- Un viaje de placer. Por Jerry Cornelius
Yo quiero seguir de Ágata el pasaje
que va de sus labios hasta sus labios,
emprender ese viaje
con la lengua y mis labios Leer más
36- Eros. Por Armandita Leal
Déjame que recorra
la breve geografía de tu cuerpo,
la esbeltez de tu cuello,
el pesar de tus párpados,
la muda boca que se enfrasca
en besar las palabras que no digo. Leer más
35-“La Sustraída y el Preguntón”. Por El Ingeniero
en el país del vino? (…)
¿el ingeniero que se perdió en el mar
hace cuarenta máquinas?
Juan Gelman El que está seguro de todo,
es lo más parecido que hay a un imbécil.
José Manuel Caballero Bonald
En el País del Vino encontrarás
al Poeta derrotado (sobrio),
quien, iluso y confiado permitió -sin avalar-
el secuestro impetuoso de su Luna.
El Ingeniero no se ha perdido en el mar,
simplemente cambió sus coordenadas
y su identidad para no ser hallado;
es más, dejó sus señas para ti, Gelman,
por si preguntabas.
HABLA EL NARRADOR:
Dylan Thomas extendió su mano
alcanzándole al curioso y joven Gelman
una pequeña tarjeta negra
en cuyos caracteres blancos
-impresos en leche de cabra- podía leerse:
“Yo solía ser El Ingeniero,
mi nuevo nombre es:
Infame Secuestrador de la Luna del Poeta.”
34-De mi voz que clama. Por Sigmund Freud
Puede ser mortal,
y así también sonar egoísta,
¡Quiero besar tus labios! Leer más